12 de diciembre de 2002
EL MAESTRO IRIARTE
Alfredo Iriarte, historiador, escritor y defensor del idioma, se convirtió en eterno. Fue uno de los más preciados colaboradores de SoHo, donde nos dejó su humor de oro. Queremos ofrecerle un homenaje. A él, de quien siempre nos quedará lo que defendió con pulcritud: las palabras.
?Colombia es el caliginoso reino de la amnesia y del no saber a dónde vamos por ignorar de dónde venimos?.
?Cuando la muerte penetra en el territorio de la leyenda, o apenas se le aproxima, ya adquiere misteriosos matices de belleza?.
?Los poderosos sin mandos medios serían como cazadores sin aves de
cetrería y sin traíllas de perros carniceros?.
?Cuando se celebra una fiesta el caricaturista, igual que el escritor, ha de ser el invariable aguafiestas?.
?No todos los flacos son malvados pero todos los malvados son flacos?.
?Los atributos éticos más loables se vuelven fariseísmo cuando se llevan
a extremos de mojigatería?.
En SoHo
?La venganza es un quehacer femenino, como menstruar o dar a luz?.
?Las cantaletudas no se ponen afónicas ni zurumbáticas ni acezantes
porque el rencor las inmuniza contra el desgaste y la fatiga?.
?El reino de los cielos está abarrotado de aquellos que en esta vida terrenal alcanzaron el rango excelso de cabrones?. (De La venganza es un oficio
femenino, ed. 24)
?Embriáguese; pero no con whisky, sino con cualquiera de los tósigos que produce el Estado colombiano para embrutecer a su pueblo?.
?Tiene que ser un omnívoro absoluto y sin escrúpulos, dispuesto a ejercer la coprofagia sin cebolla, por supuesto, para evitar el mal aliento?. (De Instrucciones para comerse un bagre, ed. 28)
?La paja tiene mayor acogida en climas gélidos, donde lo más cómodo es permanecer bajo las tibias cobijas rindiendo fervoroso culto a Onán.?
?Onán siguió en su oficio de dar solaz a Tamar para terminar almidonando las sábanas con sus chisguetes?.
?Soy un maniático obsesivo del lenguaje, de su magia, de las palabras como notas musicales y de su origen y de la etimología, no sólo de los vocablos
aislados, sino de ciertas locuciones pintorescas y curiosas?. (De El hombre que se hizo la primera paja, ed. 32)