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9 de marzo de 2005

El politiquero y el primate

Por: Por Fernando Vallejo

Va, viene, sube, baja, corre, trota, pide, abraza... Declara por televisión, amenaza. Amenaza pero siempre no, no amenaza. Aloja guerrilleros en el Tequendama (tiende la mano). Arma Mesa Internacional de Donantes en Europa (extiende la mano). Desmoviliza paramilitares mientras el DAS les borra los antecedentes de sus bases de datos (vuelve a tender la mano). Compra policías en Caracas. Arma tremendo impasse internacional. Monta en Cartagena nueva Mesa Internacional de Donantes (vuelve a extender la mano). Laberintitis a nivel del mar que le acaba de desequilibrar el cerebro. Viaje a Venezuela a pedir perdón. Y sígale y sígale y sígale sin parar. Y siempre, siempre, siempre, a donde suba, a donde baje, a donde vaya, la jauría de la prensa detrás de él, como perros detrás de una perra en celo.
¡Ah con este Uribe, las vergüenzas que me hacés pasar! Te veo en México en la televisión y se me cae la cara de vergüenza. Vergüenza ajena, vergüenza de patria. Esa vocecita, esa figurita, esa pedigüeñería, esa bellaquería, esas chambonadas, esas metidas de pata... ¡Y ese tonito marica de cura que nos encomienda a Dios! "Mi Dios quiera que se salve y se mejore", dice cuando le preguntan por el técnico del Once Caldas abaleado y desconectado por la mujer de un policía que lo atracó. ¡Ay, "mi Dios", como si Dios fuera suyo y le hiciera tanto caso! Mi Dios, Uribe, anda muy ocupado en Asia armando tsunamis para ocuparse de vos. No-tie-ne-tiem-po. Por qué en vez de jeringar tanto a ese Viejo con tu invocadera y de andar de arriba para abajo como perro de tres güevas, pidiendo y pidiendo y pidiendo que ni que fueras el padre García Herreros, ¿no te ponés a trabajar y acabás con el crimen y la impunidad antes de que acaben con nosotros? Esta impunidad tan cabrona de los atracadores, los secuestradores, los congresistas, los concejales, los paracos, los faracos, los sicarios, hasta de misiá hijueputa. En Cartagena te vi muy realista diciéndole "Majestad" a Juan Carlos de Borbón (el gran pichador y cazador de osos). Seguile diciendo en adelante "Majestad" a la impunidad porque ella es la reina de Colombia. Vos no sos más que su lacayo. Su lacayo mayor, como lo es Pérez Roque de Castro, y Rangel de Chávez. ¿Sí sabés de quiénes te hablo? De Fidel, al que le escribiste una carta "desde tu computador", según informó la prensa. Y de Hugo, tu homólogo, el demagogo, tu espejo, al que has condecorado con el poncho de Tirofijo y el sombrero paisa. Después de lo de Granda, y para amansar a esa fiera que nos quiere comer, te recomiendo que le des la Orden de los Convivir en su categoría Mancuso a ver si así se calma.
¡Con que siempre sí fuiste a Venezuela a hacerle su pajita al orangután! Hermanos de la hermana República Bolivariana de Venezuela: a ese pitecanthropus erectus que tienen allá ustedes de estrella protagónica, suminístrenle una jaula con columpio y barra para que haga sus maromas en pelota, de suerte que, alzando las patas y mostrando el culo a lo Mockus (nuestro inefable Mockus), ventile al aire el pirulín.
¿Cómo estuvo el asunto de Granda? A ver, analicémoslo, vos y yo aquí entre nos, Uribe, sin nadie oyendo y con cabeza fría y la distancia que nos da el tiempo, Cronos, que lo aclara todo y lo embrolla todo. Secretamente lo mandaste secuestrar. Pero porque secretamente Chávez te lo tenía allá. Él nos lo quitó, vos se lo quitaste. Hiciste bien. Te trajiste lo que era nuestro, un colombiano, como se quiere traer México de Alemania el penacho de Moctezuma. Pero qué bueno que no se te ocurrió traerte también de paso de Venezuela el millón de colombianos que viven allá despatriados para alojarlos en el Tequendama. ¡Ah con este Uribe tan astutico! En pleno siglo XXI y representándonos con tu doble venezolano la pieza de Calderón de la Barca A secreto agravio, secreta venganza, como si lo de ustedes fuera un drama de honor de esos del teatro clásico español. Y no, Uribe. La política o politiquería es un arte, el de la bellaquería, en el cual eres maestro, pero nada tiene que ver con el honor. Un ejemplo. ¿Para qué nombrás embajador en Ecuador al hijo del jefe del partido conservador, si no es para asegurarte los votos de esa colectividad arrodillada, en bancarrota, el día de tu reelección? Porque no me vas a decir ahora que ponés en ese puesto a ese muchacho para que te compre a la policía ecuatoriana y te mande hasta nuestra frontera Sur a tus Trinidades Granda que anden de vacaciones por allá. "Hay muy buenas recompensas -dice Santicos, tu Rangelito-. Muy cuantiosas". ¡Ah! Con que ya al soborno se le llama "recompensa". ¡Cómo cambian los tiempos y cómo cambia el idioma! ¿Y quién manipula y le da voz a ese muñeco de ventrílocuo?
Bellaquería uribista para bellaquería chavista, las dos son una.
Aprovechándose de un momento de popularidad, el golpista que invoca a Bolívar cambió la constitución de Venezuela para poderse reelegir y seguir en el candelero dándoselas de demócrata. Y aquí igual. Aprovechándose de un momento de popularidad el demagogo que invoca a Dios pretende cambiar la constitución de Colombia para lo mismo. Granujas del mismo palo y la misma cepa: ¿dónde están Bolívar y Dios? Hoy Bolívar no es más que polvo de una ambición. Y Dios, un Viejo dañino que desencadena tsunamis.
Pero volvamos a Granda y revivamos en presente histórico el asunto de su repatriación. Tras unos días de rumiar la cosa y la compra de los policías venezolanos, entrando en furia como lora a la que le tocaron la cola (como si sólo él tuviera el derecho de comprar a los susodichos con lo que le entra por PDVSA), Chávez le exige a Uribe disculpas públicas por lo que considera una violación a su soberanía, y Uribe, el mandatario de la mano dura, corre a escribirle con dedos ágiles una carta a Castro desde su computador en la que, pidiéndoselo pero sin pedírselo, queriendo pero siempre no, le ruega que intervenga y le aplaque a la fiera. Y el barbudo interviene y la fiera por unos días se aplaca. Ah, pero eso sí, porque le dieron las disculpas que exigía. El comunicado de la Presidencia de Colombia, que expresa textualmente "su mayor disposición para revisar los hechos que son de conocimiento público a fin de que si han resultado inconvenientes ante el examen de la República Bolivariana de Venezuela, no se repitan", no puede ser más claro. ¿Qué es esto si no una rectificación, las disculpas públicas exigidas? Más claro no canta un gallo. O sea que si Tirofijo se va de vacaciones a la isla Margarita o a conocer a Caracas (o Romaña o Raúl Reyes o el Mono Jojoy o cualquiera de los miembros del Honorable Secretariado de las Farc), ¿Uribe no tiene derecho a comprar a la policía venezolana para repatriarlo? ¡Y yo que le oí a Chávez por televisión jurar por su madre en Colombia que no alcahuetearía más a este movimiento libertario (nos liberó de Íngrid) y que jamás habría guerra con su hermana mayor bolivariana! ¿Y para qué entonces acaba de comprarle a Rusia 40 helicópteros artillados, 50 cazabombarderos y 100 mil fusiles, y de encargarle a España unas fragatas y a Brasil más aviones? ¿Para atacar a las Guayanas? ¿O a su compadre Lula? ¿O a los tiburones del golfo de Maracaibo que por contigüidad territorial con la Guajira y laudo arbitral del Todopoderoso ("mi Dios" de Uribe), es obviamente colombiano? ¡Ah, qué bellaquito este Chávez! Ante la Asamblea Legislativa venezolana (el equivalente al Congreso colombiano que preside Mancuso), cargado de medallas y ceñida al pecho la banda tricolor (que es igual a la nuestra), y siempre atrás de él su fiel Rangel, su sombra que le sigue, su huelepedos, rugió, rabió, ladró, nos peló los dientes. ¡Ah qué distinto te vi en los noticieros de la televisión cuando el efímero golpe de estado que te dio el doctor Carmona aplicándote tu misma medicina, la que le quisiste hacer tragar a Carlos Andrés con tu fallido cuartelazo! Acobardado, con el rabo entre las patas, así te vi esa noche en televisión. Es que el perdonavidas, el bravucón, el golpista, en el fondo no es más que un cobarde. Lo que procedía en ese momento era fusilarlo, pero Carmona no se atrevió y las consecuencias de su desacierto las pagarán Venezuela y Colombia por años.
Y volviendo a Castro, he aquí lo que comentó Chávez ante los periodistas en Caracas tras las disculpas de la Cancillería colombiana: "Debo decir que hubo en América Latina muchos amigos preocupados enviando delegaciones... Uribe llamó a Fidel, le pidió cooperación. Fidel me llama, mandó a Felipe Pérez, el canciller, hablamos varias horas en Caracas".
¿Para qué, tras de llamar a cuanto mandatario latinoamericano pudo localizar por teléfono para que le ayudaran a salir del atolladero, le escribía Uribe a Castro "desde su computador" como lo señaló la prensa colombiana? Para que una vez más el barbudo de Cuba, el carcelero, el déspota, el eterno instigador de las Farc y el ser más ruin que ha parido América fuera el árbitro de nuestros destinos. Como con Gavirita, pues. O con Pastranita. Como con todas estas mariquitas bellacas. ¿Y el embajador norteamericano ante el gobierno de Bogotá qué? ¡El papelón que hizo el pobre al apurarse a apoyar al traidor Uribe! Gringos ingenuos, no cuenten con este cobardón cuando China se les meta en América a través de Venezuela, no se hagan ilusiones porque no hay madera para tallar el santo. El de la mano dura...
¡Demagogos cabrones que se creen los protagonistas de la Historia y que nosotros somos sus comparsas! Dizque Bolívar y Dios... Con su par de espantajos me limpio el trasero..