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21 de septiembre de 2012

Anécdota

El día que Gabo presidió una junta directiva

"Aquel 22 de marzo de 2007 nos habíamos encontrado a las diez de la mañana los miembros de la junta directiva de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano para celebrar la reunión 18 bajo la presidencia del fundador, Gabriel García Márquez..."

Por: Jaime Abello Banfi
Fotografía: Archivo FNPI

Entre otros invitados estaban presentes maestros como Tomás Eloy Martínez, Sergio Ramírez, Jon Lee Anderson, Germán Rey, María Teresa Ronderos y Martín Caparrós. Una vez más, la sesión de la junta se hacía en uno de nuestros restaurantes favoritos de Cartagena, El Santísimo, siguiendo una tradición de informalidad que se inició desde que la asamblea de constitución se celebró, como consta en el acta respectiva, “en la cafetería del Hotel Caribe, al lado de la piscina”, un día de 1994.


Después de tantos años de trabajar con él, sabíamos que a Gabo le aburren esas largas reuniones de deliberación cargadas con inevitables actas e informes financieros. Aunque es una persona de enorme pragmatismo, precavido hasta el punto de la clarividencia, que va directo al grano en el análisis de los asuntos, le saca el cuerpo a los burocratismos. Tampoco es dado a dictar conferencias, escribir ensayos, recibir homenajes o ir a funerales, así sean los de sus mejores amigos. Su estilo de ejercer la presidencia ha sido, más bien, el de hacer preguntas y dar orientación y consejo en un ambiente de tertulia o en largas y deliciosas elucubraciones telefónicas, ayudar con contactos claves y entregar plena confianza al responsable ejecutivo. Las reuniones que sí le gustan, sin duda, son los talleres de periodismo —los propios y los de colegas admirados como Alma Guillermoprieto o Ryszard Kapuscinski—, talleres prácticos para hablar sobre la carpintería del oficio y “alegres, como la vida misma”. De hecho, las extensas reuniones que sostuvimos a lo largo de 1994 con Tomás Eloy, Alberto Abello y otros, para imaginar la fundación que íbamos a crear, resultaron tan productivas y sabrosas porque eran informales y conversadas como un buen taller.

Pese a todo, Gabo se sometía una vez más aquel día de 2007, disciplinadamente, a los rigores de la reunión formal de junta directiva. Los temas de la agenda: informe de gestión y cuentas del ejercicio anterior, avances del proyecto de fortalecimiento institucional y consulta sobre misión, visión y objetivos estratégicos de la FNPI.

Ya avanzada la reunión, cuando el hambre picaba, seguíamos enfrascados en un debate sobre políticas para el programa de formación de periodistas. Gabo había dicho ya que en su opinión era mejor analizar y decidir caso por caso y que la Fundación podía trabajar así, independientemente de que existieran o no políticas generales.

Sin embargo, los expertos de la Universidad de los Andes que nos asesoraban no estaban conformes con ese concepto y presentaban puntos que a su juicio requerían de clarificación para el proceso de planeación estratégica. Ante la insistencia del profesor Rafael Vesga, que muy profesional y francamente le expresó su desacuerdo y le pidió tomar posición, nuestro Gabo presidente emitió un dictamen memorable que sintetiza toda una filosofía de gestión: “Muy sencillo —contestó—, lo que se puede se puede, y lo que no se puede no se puede”. Y lo que sí se pudo, después de la carcajada general, fue levantar la sesión y pasar a manteles.

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