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9 de julio de 2008

Testimonios

Cómo es...El sexo en la guerrilla

En la guerrilla el sexo es programado. En medio de las botas pantaneras, los toldillos y las hamacas, los camaradas solo pueden tirar los miércoles y los domingos.

Por: Andrés Moreno
| Foto: Andrés Moreno

Yo, que estuve seis años militando en los frentes 14 y 49 de las Farc, puedo decir que conozco a profundidad cómo es la vida sexual dentro de la subversión. Para uno aspirar a tener relaciones sexuales con alguna compañera, lo primero que se debe hacer es ponerse de acuerdo con ella para acostarse. Como los únicos días permitidos para tener sexo son los miércoles y domingos, esos mismos días las parejas deben presentarse ante el comandante y pedir un permiso verbal, antes de las 5:00 de la tarde, que es el momento en el que se lee públicamente la minuta con los nombres de las parejas que recibieron la autorización.

Si algún guerrillero quiere acostarse con una mujer y esta no quiere, no pasa nada, porque se respeta el derecho de cada quien a decir que no. Algo fundamental para que los guerrilleros se acuesten es que tengan una relación relativamente estable, pues no dejan cambiar de pareja de un día para otro. Esto con el fin de evitar enfermedades venéreas. Si alguien quiere cambiar de pareja, la única opción que queda es hacerlo a las escondidas, en días y horarios no permitidos. Obviamente esto acarrea sanciones si es sorprendido, como hacer 50 metros de trinchera, cortar leña, tumbar monte o construir letrinas.

El sexo, como lo dije antes, solo se puede practicar dos días a la semana, de 6:30 de la tarde a 4:30 de la mañana del día siguiente. Se hace en caletas que son construidas con cuatro estacas clavadas a la tierra, con un suelo de hojas recogidas y una cubierta plástica encima. Si alguien tiene caleta pero no tiene pareja, se va a dormir a una hamaca y cede su espacio para que otra pareja disfrute del servicio sexual.

Conquistar a una mujer para tener sexo con ella se limita a lo poco que uno pueda hablarle en el día a día. Si no es posible, el guerrillero simplemente busca a la mujer que le llama la atención y le plantea la posibilidad de acostarse juntos. Algunas acceden fácilmente y otras se toman su tiempo en hacerlo. Si se da el caso de una mujer que en un principio dijo que sí se acostaría con un guerrillero y se arrepiente luego de que el comandante haya otorgado el permiso, la guerrillera es sancionada.


Por otro lado, el sexo con civiles y prostitutas está terminantemente prohibido, a razón de que un noviazgo con alguien ajeno a la milicia puede generar la deserción y un encuentro sexual con una prostituta incrementa las posibilidades de contagio de cualquier enfermedad. Si a un guerrillero lo sorprenden con una civil por primera vez, es sancionado. Si lo vuelven a sorprender, es enviado a un consejo de guerra, donde 25 personas decidirán si lo absuelven o lo fusilan.

Muchas personas creen que dentro de las Farc no hay muchas mujeres. De alguna forma esto es cierto, pero al menos hay las suficientes como para satisfacer la demanda sexual de parte y parte. Solo para dar un ejemplo, durante mi carrera como comandante de escuadra, tuve a mi mando ocho hombres y cuatro mujeres. Si a esto le añadimos que podemos tener encuentros sexuales con mujeres de otras escuadras (una compañía se compone de cuatro escuadras y cada escuadra tiene 12 personas), el índice sube, así que puede haber hasta 20 mujeres para escoger. El promedio de edad de las guerrilleras, en general, oscila entre los 15 y los 30 años.

Está permitido tener sexo con menores de edad, siempre y cuando la niña esté completamente de acuerdo. Lo mismo sucede con los hombres. Como en cualquier sociedad, se presentan casos de celos por la misma forma en que se mantienen relaciones sexuales, pero no pasa a mayores porque esto no se sanciona. Si por ejemplo un guerrillero raso se acuesta con la ex pareja de un comandante, el primero no sufre represalias. En cambio hay un tipo de guerrilleras que llamamos ‘rangueras‘, que son aquellas que solo se acuestan con altos mandos para así obtener pequeños beneficios materiales como acceso a jabones, champús y perfumes. De resto, deben cumplir las funciones que les corresponde y están cobijadas por el mismo reglamento.

Existe un equivalente del matrimonio dentro de las Farc. Se llama asociamiento y consiste en que un compañero y una compañera le manifiestan su deseo al comandante de ‘convivir‘ juntos. Dicho superior procede a analizar el comportamiento de cada uno como militantes y si encuentra que han tenido buena conducta, los deja asociarse. Por eso este sistema es más que todo un estímulo para las parejas. La ventaja sobre quienes no están asociados y tienen que pedir permiso para tener sexo dos veces por semana es que empiezan a dormir juntos en la misma caleta, significando eso que pueden tener relaciones cuando quieran y donde quieran, sin pedir autorización para ello.

Obviamente se generan restricciones. Por ejemplo, si alguno de ellos quisiera pedir permiso un miércoles o un domingo para estar con otra persona fuera del asociamiento, les sería negado. Si esto llegara a suceder, simplemente el comandante disuelve la relación y no los deja tener relaciones sexuales a ninguno de los dos durante 15 días o un mes. En caso de que ya no quieran seguir juntos, simplemente deben informar que ya no tienen nada y ambos quedan libres de acostarse con quien quieran otra vez, regresando a la disciplina de los dos días por semana.

Ese fue mi caso, que en seis años de militancia estuve asociado con tres mujeres distintas: una de año y medio de duración y las otras dos de aproximadamente nueve meses. Cada vez que terminé una relación, volví a tener la ventaja de escoger otras compañeras sexuales.

Para evitar las enfermedades venéreas, se hacen revisiones médicas cada tres o seis meses, dependiendo de las circunstancias y los operativos. Los guerrilleros también reciben clases de educación sexual, enfocadas a la ilustración de cómo actúa cada enfermedad y cómo se debe prevenir.

Adicionalmente, cuando un comandante da el permiso sexual, cada pareja recibe un condón. Muchas veces no es utilizado porque sencillamente a algunos no les gusta hacerlo, razón por la cual los guardan o los botan. Si una persona resulta infectada por alguna enfermedad de transmisión sexual, inmediatamente se le restringe su derecho a tener sexo y empieza a ser tratada hasta que se cure. También empiezan a indagar con quién tuvo sexo la persona infectada, a fin de detectar la cadena de posibles contagiados y aislarlos sexualmente. Si a una persona contagiada la sorprenden teniendo sexo, es sancionada severamente.

También se utilizan ciertas inyecciones como la Mesigina y pastillas anticonceptivas como métodos de planificación para evitar los embarazos. Si una guerrillera resulta embarazada, inmediatamente es remitida donde el médico de las Farc, quien le practica un aborto —con drogas muy fuertes o por medios quirúrgicos—, siempre y cuando no comprometa su vida. Si el embarazo está en un estado muy avanzado, envían a la futura madre a un lugar seguro donde pueda dar a luz. Después de algunas semanas de nacido, el bebé es enviado a donde alguna familia campesina que se haga cargo de su crianza. Una guerrillera embarazada nunca será castigada por ello. En cambio, si una guerrillera presenta varios abortos seguidos, es porque no acata la planificación, y entonces es sancionada.

Dentro de las Farc no son frecuentes los casos de violaciones. El homosexualismo y el lesbianismo no están permitidos y las relaciones afectuosas y/o sexuales con los secuestrados, tampoco. Cualquiera de estas faltas es merecedora de consejo de guerra. La zoofilia, aunque no es común, sí se da dentro de las Farc. Hay guerrilleros que no tienen ningún problema en tener sexo con animales como burras, mulas o yeguas pero, si son descubiertos, son castigados inmediatamente.

Accidentes sexuales como que una culebra venenosa pique a alguna pareja mientras lo hacen en una caleta no suceden. Por otro lado, la masturbación es permitida y se puede practicar en cualquier momento. Irónicamente, mientras las fantasías sexuales de una persona que vive en la ciudad son generalmente en lugares extraños como un avión, una playa e incluso el monte, nuestras propias fantasías sexuales se limitan a poder hacerlo en un lugar cómodo, en una buena cama con un buen colchón.

Las reglas de las Farc en torno al sexo son buenas para evitar enfermedades, pero malas porque reprimen mucho la actividad sexual. De ahí a que muchos milicianos tengan sexo a las escondidas. En términos generales, el sexo dentro de la guerrilla es aburrido porque uno quisiera tener su pareja y estar con ella en un lugar adecuado sin tener que pedirle autorización pública a un superior. Prueba de ello, el presente testimonio, que refleja la realidad sexual de quienes se alzan en armas.

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