Home

/

Historias

/

Artículo

14 de octubre de 2011

Testimonios

Mi Fobia a... Las Ratas

Ratas Musofobia Mi Fobia a Las Ratas

Por: Pablo Ramos

Estoy en una habitación parado frente a la puerta de otra habitación. La puerta está cerrada y yo debo abrirla. Hasta ahí todo es raro pero está bien. Hasta ahí no es nada malo. De pronto el temor, un presentimiento oscuro que destruye esa calma chicha. ¿Por qué debo abrir la puerta? Es un castigo, lo sé, tiene que ver con mis pecados. Debo abrirla ya o va a ser peor. La abro. La oscuridad es profunda. El silencio dudoso. Tengo que pasar por esa oscuridad, eso es seguro aunque no sé la razón. Tengo que pasar, la luz está del otro lado. Y los chillidos, agudos, perversos, sucios, anuncian lo que no quiero ver, lo que más temo. Y la glotis se cierra y la cabeza explota y el sudor, helado de nieve negra, corre por las sienes y la espalda, baja por el alma y me paraliza por completo. No voy a entrar, lo sé en ese momento, pero ellas van a venir por mí, van a comer mis entrañas antes de que muera o pierda la conciencia.

Lo que acabo de narrar es un sueño recurrente que tengo desde los once años, desde el verano de 1978 para ser más exactos, cuando con mis amigos del barrio entramos a una casa que, según se decía, había sido un cuartel de los ‘guerrilleros’. Se decía, pero nadie pudo dar jamás el menor fundamento. En esa casa, abandonada, llena de fantasmas reales e imaginarios, nos metíamos de día y penetrábamos de a una en una, casi temblando en la penumbra, las habitaciones donde supuestamente habían funcionado las celdas de los secuestrados. La casa olía raro siempre, olía a maldad. Y si bien, en aquella época, la mayoría de mis amigos pensaban que los guerrilleros eran los malos, yo no, porque mi padre, que era un peronista de base militante, nos había dicho a mí y a mi hermano (siempre advirtiéndome que guardara silencio) que la cosa no era así, que “esos muchachos equivocados” hacían lo que hacían por amor al pueblo y nada más. Por eso yo me habré hecho a la idea de que no podía ser una casa de guerrilleros, por el olor, porque yo confiaba en esas cosas, y aún confío, aún creo en la maldad. Fue contando una de las historias que nos contaba el Cazulli, un chico mayor y fantasioso, que pasó lo que pasó. Nos decía que ahí se criaban a esas cosas que no pienso (no puedo) nombrar, y que las alimentaban con los cuerpos de los raptados. Contaba eso mientas él, cuatro amigos más y yo explorábamos con las linternas. Y fue entonces cuando pasó, al abrir una puerta: no vimos nada, ojo, no fue eso, fue algo peor, escuchamos. Un sonido espantoso, inconfundible, el sonido de lo que, forzosamente debían ser, miles de esos miserables seres del infierno. Y corrimos, a más no poder, y nunca más volvimos a entrar.
Desde esa vez soy fóbico a ellas. Sufro de alucinaciones auditivas en las noches y por eso es que elijo el día para dormir. Llamarlas por su nombre sencillamente me paraliza, y me paralizaría ahora y no podría escribir. Me pone demasiado alerta, me pone paranoico. Levantaría los pies, miraría para todos lados y luego la glotis sería una piedra; la cabeza, un volcán de dolor como si me diera el bogotanísimo soroche, y las manos, un mar de sudor helado. Soy fóbico a ellas en todas su versiones, aunque a ellas (las versiones), sí puedo nombrarlas. Los terrestres roedores (chigüiro excluido) y los aéreos murciélagos y palomas. Con estás últimas la cosa empeora y sé que, dentro de poco tiempo, tampoco voy a poder llamarlas por su satánico nombre.

Contenido Relacionado

Testimonios

Diatriba contra el Dalai Lama

Anda por todo el mundo como si fuera un dios que encarna el modelo de paz, espiritualidad, tolerancia y sabiduría que mu...

Angelica Blandón

Testimonios

El día en el que Angélica Blandón confesó que ha hecho tríos

Angélica Blandón, famosa actriz, recrea para SoHo cómo fue su primera vez con una mujer en presencia de su novio.

Testimonios

Yo trabé a mis amigos con una torta de marihuana

"Lo que yo les hice a ustedes aquel domingo de junio de 1980 no tiene nombre ni perdón": Eduardo Arias.

Testimonios

Historia de mi propio aborto por Virginia Mayer

¿Qué pasa por la cabeza de una mujer que toma la decisión de abortar? ¿A quién acude? ¿Cómo asume el procedimiento? ¿Cóm...

Testimonios

Nunca es tarde para el ejercicio

¿Sabía que después de los 40 los músculos empiezan a perder masa muscular y, por ende, fuerza? Si no hace ejercicio, es ...

Testimonios

Humberto de la Calle antes de entrar a la política

¿Sabía usted que antes de ser vicepresidente, ministro o incluso abogado, el actual negociador de paz fue un abanderado ...

Testimonios

Por qué escogí una carrera en pornografía

A Carly Rae su trabajo como actriz porno la salvó de una depresión y le devolvió la confianza. Pero no todo ha sido buen...

Testimonios

Así salí del clóset y me casé

El escándalo sobre las cartillas para fomentar el respeto a la diferencia sexual en los colegios —que ha incluido marcha...