Home

/

Historias

/

Artículo

13 de abril de 2007

Testimonios

Se me salió un pedo en público

Se me salió un pedo en público confesiones de una gimnasta

Por: Camila Gamboa

El peor oso de mi vida fue un oso infantil ochentero. Yo tenía solo doce años, iba a clases de gimnasia olímpica donde Julio Donado y hacer volteretas era esa gracia que a los adultos les encantaba verme hacer. Era diciembre de 1986, si no lo recuerdo mal. Me habían invitado a una novena en la casa de unos amigos de mi familia. Todo iba bien. La comida navideña, los villancicos y los rezos fluían, pero a alguien se le ocurrió lanzarme a las fieras con esa típica frase de papá orgulloso de las aptitudes de su hijo: "Que Camila haga la gimnasia". "¡Sí! Queremos ver la gimnasia de Camila", contestaron otros en coro y no tuve otro remedio. Pasé al frente muerta del susto, pues nunca me había presentado con tanto público. El escenario fue el jardín de la casa y debía haber entre 30 y 40 personas alrededor mío, en perfecto silencio.

Empecé la rutina. Di un par de medialunas y un rondó, pero al segundo o tercer flip flap, el estómago se me debió llenar de aire por la angustia y ocurrió algo no planeado. Me tiré un par de pedos, para no darle tantas vueltas al asunto, que sonaron como una rasgadura con eco. No me acuerdo si la gente se rio, solo sé que yo seguí haciendo mi número como si nada pasara. Al fin y al cabo y como dice la canción: "El show debía seguir". Terminé, la gente aplaudió y yo me morí de la risa con lo que había ocurrido. Después de semejante oso había perdido por completo el pánico escénico.

No sé de ningún apodo que me hayan puesto a raíz de eso, ni lo quiero saber. Le conté la historia a mi mejor amiga y a ella le fascina repetirla. Por eso, 20 años después, cuando doy clases de literatura en Nueva York a miles de kilómetros de ese jardín de la novena inolvidable, el oso aún me persigue. Acabo de llegar a la casa de una amiga en Buenos Aires, suena el teléfono, preguntan por mí, contesto y una voz desconocida me pregunta con pudor: "¿Es cierto que...eh?", "Sí, dígalo a ver si es capaz", le contesto y, luego de oírlo decir lo indecible, acepto contar aquí cómo, con solo doce años, inventé una nueva modalidad olímpica, la gimnasia de tripa sonora.

Contenido Relacionado

Testimonios

Diatriba contra el Dalai Lama

Anda por todo el mundo como si fuera un dios que encarna el modelo de paz, espiritualidad, tolerancia y sabiduría que mu...

Angelica Blandón

Testimonios

El día en el que Angélica Blandón confesó que ha hecho tríos

Angélica Blandón, famosa actriz, recrea para SoHo cómo fue su primera vez con una mujer en presencia de su novio.

Testimonios

Yo trabé a mis amigos con una torta de marihuana

"Lo que yo les hice a ustedes aquel domingo de junio de 1980 no tiene nombre ni perdón": Eduardo Arias.

Testimonios

Historia de mi propio aborto por Virginia Mayer

¿Qué pasa por la cabeza de una mujer que toma la decisión de abortar? ¿A quién acude? ¿Cómo asume el procedimiento? ¿Cóm...

Testimonios

Nunca es tarde para el ejercicio

¿Sabía que después de los 40 los músculos empiezan a perder masa muscular y, por ende, fuerza? Si no hace ejercicio, es ...

Testimonios

Humberto de la Calle antes de entrar a la política

¿Sabía usted que antes de ser vicepresidente, ministro o incluso abogado, el actual negociador de paz fue un abanderado ...

Testimonios

Por qué escogí una carrera en pornografía

A Carly Rae su trabajo como actriz porno la salvó de una depresión y le devolvió la confianza. Pero no todo ha sido buen...

Testimonios

Así salí del clóset y me casé

El escándalo sobre las cartillas para fomentar el respeto a la diferencia sexual en los colegios —que ha incluido marcha...