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13 de julio de 2006

Segundo round de los laicos

El caso contra SOHO se convierte en un nuevo escenario de la lucha entre el movimiento laico y los defensores de la libertad de expresión. Hoy fue cancelada la audiencia.

Por: Semana.com

En un nuevo frente de batalla, se encontraron hoy por la mañana los defensores de la tradición católica y los defensores de las libertades individuales. Los simpatizantes de ambos lados se encontraron en frente del juzgado de Paloquemao donde se realizaría la audiencia por el caso judicial contra SOHO, citada para las 8 de la mañana de hoy.

Los periodistas de SOHO (revista de Publicaciones Semana, dueña de Semana.com) y sus amigos, vestidos con una camiseta negra y con carteles con el slogan “Por la libertad de expresión” se hicieron a una orilla de la calle. En frente, los denunciantes exhibían su propio cartel: “La libertad de expresión no da derecho a la agresión”.

¿O sí? Esa es la pregunta que tiene a Daniel Samper Ospina, director de SOHO, al escritor Fernando Vallejo, a la presentadora Alejandra Azcarate y a otros personajes de la vida nacional en el banquillo de los acusados. Fueron demandados por el consejero de Estado Alejandro Ordóñez, el grupo Laicos por Colombia y otros católicos ofendidos tras la publicación en julio de 2005 de una carátula en la que Azcarate aparece semidesnuda haciendo una alegoría al cuadro de Leonardo Da Vinci ‘La Última Cena’. Ospina y Vallejo están señalados de injuria y calumnia. Azcarate, los apóstoles (Guillermo ‘la Chiva’ Cortés, Mauricio Palo de Agua, Lucas Jaramillo, Juan Martín Caicedo, entre otros) y el fotógrafo Mauricio Vélez están indiciados por el delito de daños o agravios a personas o cosas destinadas al culto.

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La Fiscalía en la investigación preliminar determinó que no había mérito para investigarlos porque no se había producido un daño a un objeto destinado al culto ya que el artículo en cuestión es una mera alegoría a una pintura que está en un museo. También desestimó la acusación de injuria o calumnia, porque no se podía determinar una persona exacta contra la cual fueran proferidas las críticas de Vallejo. “Las palabras que utiliza en su escrito como ‘cabrones, pirobos y maricas’ no están dirigidas a personas determinadas, simplemente se refiere en forma general a judíos y cristianos”, argumentó la Fiscalía.

Sin embargo, como con el nuevo sistema penal acusatorio todas las decisiones de la Fiscalía deben ser avaladas por un juez penal, cuando el caso pasó al juez Alberto Rodríguez, este consideró que sí había mérito para investigarlos y revocó la decisión del fiscal. SOHO y los denunciados apelaron y esperaban que en la audiencia de hoy el juez resolviera su apelación, pero el juez estaba de permiso por calamidad doméstica y se tuvo que postergar la audiencia. Si el juez no les da la razón, la Fiscalía deberá abrir una nueva investigación dirigida a encontrar pruebas que avalen la decisión del juez. Si los encuentran culpables, Samper y Vallejo podrían pagar entre 1 y 3 años de prisión (excarcelable) y una cuantiosa multa. Los demás pagarían una multa.

“No queremos verlos en la cárcel”, dijo a Semana.com Fernando Castro, uno de los querellantes, también presente en la manifestación frente al juzgado. “Sólo queremos que el Estado se pronuncie y prohíba este tipo de publicaciones que violan el derecho constitucional a la libertad de cultos”.

Castro, como los demás querellantes, considera que el texto de Vallejo con las fotos de Azcarate es “muy agresivo para el cristiano comprometido”. “Que Alejandra haya representado a Cristo es una agresión a nuestros símbolos religiosos. El vía crucis también fue burlado”.

J.J. García, el abogado de SOHO, discrepa de los querellantes. Considera que el escrito de Vallejo revela “la opinión de un escritor independiente que revela su pensamiento religioso y ético y que cualquier sanción que se le quiera aplicar constituye una censura a la libre expresión de un ciudadano”. Frente a las fotos, considera que se trató de una creación artística. “Se llamó la Pasión de Alejandra Azcarate y no la pasión de Cristo”, dice García. “Esta creación de arte por sí sola no significa un ataque a símbolos religiosos, entre otras cosas, porque la última cena de Leonardo Da Vinci fue pintada en 1457, lo que significa que el pintor no fue como un fotógrafo de ese evento”.

Samper Ospina, por su parte, defiende su derecho como ciudadano a publicar esas fotos o cualquier otro tipo de material. “Tenemos derecho a reelaborar los íconos religiosos como queramos. Es igual a cuando Fernando Botero recrea un Cristo gordo”, dice.

Después de ser derrotados en el pulso contra la despenalización del aborto, el movimiento laico ve en este caso otra oportunidad de alcanzar las altas cortes y sentar jurisprudencia sobre los alcances de la libertad de expresión cuando conciernen íconos religiosos. Pero en el improbable caso de que lo logren, la Corte difícilmente les dará la razón pues en casos semejantes los magistrados se han inclinado a limitar la prensa sólo cuando se trata de proteger individuos indefensos agredidos con información, no con opinión.

Julio 26 de 2006