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16 de noviembre de 2004

Wunderman El hombre de la burbuja

La gente odia o ama los relojes que diseña Severin Wunderman, un millonario belga que ha hecho de Corum una de las más audaces casas fabricantes de relojes. SoHo habló con el "padre" de Lucifer en su apartamento de París.

Por: Gustavo Gómez Córdoba

El Holocausto separó a su familia y a los catorce años se lanzó a la aventura de convertirse en alguien. Lo consiguió. Es el responsable de que Gucci pusiera su nombre en relojes, y con Gucci se hizo millonario. Compró la casa Corum, de Suiza, para convertir sus ideas en relojes. Se le ocurrió hacer piezas con un cristal en forma de burbuja y diseños abiertamente extravagantes: el Casino, con decoración de colorida ruleta; el Dive Bomber, repleto de colmillos y con ojos saltones; el Nigh Flyer y el Jolly Roger, con huesos y calaveras aladas, y los relojes con docenas de diamantes, pulsos de cocodrilo, fondos de caja con zafiro transparente y esferas de nácar pintadas a mano con dragones chinos. O el Bubble Lucifer, que hace poco tuvo una edición limitada de 666 unidades.
Relojes fuera de lo común que muchos encuentran caricaturescos, pero que se agotan una y otra vez, a pesar de su costo o, quizás, también gracias a eso. Todos salidos del corazón de este hombre, Severin Wunderman:

Hace un par de décadas, lo más importante en materia de relojes era la precisión, pero ahora parece que es el diseño. ¿Qué es lo que realmente prima hoy?
El comprador de un reloj de calidad sueña con él, sabe que es costoso y espera pacientemente a tener el dinero para comprarlo. Pero a veces sucede que pasa cerca a una tienda y hay uno que le llama fuertemente la atención desde la vitrina. Entra y lo compra. El diseño y la moda son determinantes, pero también la precisión y la calidad del reloj.
¿Y usted se queda con precisión o diseño?
Me gusta mucho el diseño, me inclino por él. Yo soy un diseñador.
¿Puedo ver su reloj?
Sí, es un Bubble GMT.
¿Serie limitada?
No.
¿Cuántos relojes tiene?
Cientos.
¿Y cuál prefiere?
Mi primer reloj, lo recibí cuando tenía 13 años.
¿Qué opina de la relojería japonesa?
Excelente. No tengo nada en contra de Casio o Citizen, que desde hace mucho tiempo se dedican a la relojería. Son otro tipo de relojes, en largas cantidades, en serie, más económicos. Pero creo que cuando vas a una cena y tienes un Corum mantienes las manos sobre la mesa, pero cuando usas un Citizen o un Seiko, tratas de tenerlas bajo la mesa.
¿Cuál es el mejor reloj del mundo?
Podría darte una respuesta muy ingeniosa o muy educada, pero prefiero ser directo: creo que una de las piezas de relojería más finas del mundo es el Patek Philippe, el Rolls-Royce de los relojes. Hoy no tanto, pero si tienes uno de los años cincuenta, sesenta o setenta, tienes una obra maestra en la muñeca. Son relojes que trabajan de manera impecable y precisa 365 días al año, y lo hacen por décadas, sin fallar. Aún conservo el que era de mi abuelo, está perfecto. No lo uso solo para no correr el riesgo de perderlo. Impecables, impecables, impecables...
¿Cuánto le toma hacer un nuevo Corum?Desde que tengo la idea de cómo será hasta que mi equipo lo convierte en realidad, de 18 a 24 meses.
¿Cómo es el hombre que usa un Corum?
Alguien que quiere ser diferente a todos los demás. Los Corum son únicos: puedes odiar o amar los relojes que yo hago, pero no hay punto medio. Si quieres algo exclusivo, si quieres algo que casi nadie tiene, entonces cómprate un Corum.
¿Hay alguna relación entre la virilidad y el tipo y tamaño del reloj que se usa?
Quisiera pensar que no, que el tamaño no importa...
¿Cuántas horas tiene su día?
A veces me levanto a media noche y puedo tener la idea de un reloj camino al baño. Estoy permanentemente inspirado por lo que me rodea, por lo que veo a mi alrededor, incluso por otros relojes. Por ejemplo, la idea de hacer relojes Bubble, con forma de burbuja, me vino de un reloj que Rolex le diseñó al profesor Picard para su submarino. Tenía un enorme zafiro para resistir la presión de las inmersiones. Ya no tengo la vista de antes y quise diseñar un reloj grande, en el que fuera muy sencillo ver los números, y de allí esa especie de domo cristalino. Me aseguré de que las manecillas brillaran en la oscuridad para que en las noches, cuando me dieran ganas de ir al baño y tuviera algunas ideas de nuevos relojes, pudiera ver fácilmente el camino.
Hay otro explorador de apellido Picard en Viaje a las estrellas. ¿Habrá algún reloj inspirado en él o los viajes al espacio?
Tal vez, quién sabe.
¿La relojería es solo un negocio?
La de la relojería es una industria muy difícil para hacer dinero. Es complicada, se manejan muchos factores, hay demasiada competencia. Creo que dedicarse a la relojería no es la manera más fácil de ganar dinero sino de perderlo. La relojería no es un oficio, es una pasión.

En 1970 viajó a la boutique de Gucci con la idea de ofrecer los relojes de la firma Alexis Barthelay, en la que trabajaba Wunderman por aquel entonces. Mientras esperaba que lo atendieran, un teléfono al lado suyo sonaba insistentemente sin que nadie le pusiera mucha atención, así que lo contestó. Al otro lado de la línea estaba Aldo Gucci, y se la jugó toda: comenzó a hablarle de relojes. Gucci pensó en un principio que era uno de sus empleados y le hizo un comentario pasado de tono en un antiguo dialecto florentino. Wunderman entendió y le contestó en el dialecto. Entonces Gucci le preguntó "¿quién es usted?", y comenzaron una charla que terminaría en negocios. Dos años después, en 1972, Gucci le dio la distribución y venta de los relojes Gucci a Wunderman.

Además de los relojes en forma de burbuja, ¿es cierto que usted inventó aquello de casar diamantes y acero en la relojería?
Sí, trabajaba con Gucci y se me ocurrió usar diamantes y acero, algo que hasta ese momento no se había hecho. Gucci quería vender relojes más costosos y me pareció que lo de diamantes con oro era algo que todo el mundo hacía, así que propuse usar diamantes con acero, que de alguna manera recordaba el aspecto del oro blanco. La gente me decía que era una locura, que corría mucho riesgo. Lo hice y funcionó, y ahora todo el mundo copia la idea. La verdad es que me paso la vida viendo cómo copian mis ideas, pero siempre tengo muy presente una frase que Aldo Gucci solía repetirme: "Debes empezar a preocuparte cuando los demás dejen de copiarte, porque solo te copian si eres exitoso". Cierto: la gente no copia fracasos.
Pero si sus relojes son prácticamente obras de arte, ¿por qué es tan frecuente que los copien?
Copiar es muy sencillo, casi como tomar una fotografía. Copian no solo el modelo sino el espíritu de la obra; incluso he visto copias de Corum con diseños que nunca hice; supongo que debo tomarlo como un piropo. Si quieres saber lo que está realmente de moda, vete a pasear por la Quinta Avenida de Nueva York y dale una mirada a lo que venden los falsificadores callejeros, Gucci, Louis Vuitton... de lo que más tengan copias, es lo que está verdaderamente de moda. Recuerdo que al principio veía que tenían diez Cartier, veinte Rolex y un Gucci o un Corum; ahora, te lo aseguro, tienen veinte Corum.
Volvamos a Gucci. ¿Cómo lo convenció de hacer relojes exclusivos?
Él fue un hombre de negocios muy inteligente, le aprendí mucho. Fue mi mentor, pero en una ocasión tuve la oportunidad de convencerlo de que yo tenía una buena idea: lanzar un reloj con su nombre. Hoy todo el mundo tiene relojes con su nombre, pero en ese entonces no era común. Él estaba preocupado por lo que iba a pensar la gente, que él diseñaba zapatos y no relojes. Yo le dije: "Haces buenos zapatos; ahora vas a hacer buenos relojes".
¿Gucci le dejó como herencia un Rolex?
No, pero me dejó acciones de la compañía.
¿Por qué solo hace relojes, por qué no aprovecha la marca Corum para otro tipo de objetos?
Porque creo que solo puedo bailar en una boda a la vez.
¿Cómo era Corum antes de que usted la comprara?
Antes de mí ya era una compañía innovadora. De hecho, muchos de los relojes que hoy lanzamos, como el Admiral's cup, vienen de los archivos de Corum porque siempre he creído que algo que fue exitoso veinte o treinta años atrás, si lo pones a tono con la modernidad, funcionará de nuevo. Ahí tienes la minifalda, que fue una sensación en los sesenta, regresó en los ochenta y otra vez está en boga.

Wunderman es un sobreviviente, y no parece ocultar el orgullo que le produce que la gente se lo reconozca. Sobrevivió al Holocausto, sobrevivió a la pobreza y sobrevivió al cáncer. Hace unos años le dieron 30 días de vida y contactó a las tres grandes eminencias en el tema. Dos dijeron que no podían hacer nada por él y el tercero se negó a verlo. Insistió. Se trataba de un investigador en el tema de la quimioterapia. Le entregó a su instituto cinco millones de dólares y le firma un cheque por la misma cantidad por cada año que continúe con vida.

Hay muchos relojes suyos con referencias a temas no del todo amables, al demonio, a la muerte... ¿Es usted una persona oscura?
No, me considero un buen tipo. Creo que la vida es siempre una broma, una broma diaria. Solo sé que hay dos cosas ciertas en la vida: la muerte y los impuestos. Pago todos los impuestos, pero a la muerte me la tomo con un poco más de tranquilidad, no tan seriamente. Como hacen los mexicanos, que no le ven mayor misterio al asunto, incluso tienen una fiesta anual dedicada a celebrar en nombre de los muertos, con mucha alegría.
En su reloj Bubble Lucifer, la cara del diablo que lo decora tiene algún ligero parecido con la suya. ¿Es simplemente una coincidencia?
Digamos simplemente que usted no es la primera persona que lo nota.
Usted es un coleccionista de arte y de antigüedades, y mantiene una obsesión desde joven, la de comprar objetos relacionados con Jean Cocteau. ¿Por qué le confió su colección de Cocteau a una universidad de Texas y no a una francesa?
La ofrecí a los franceses, pero en ese momento no se mostraron muy interesados. La Universidad de Austin, en Texas, tenía una importante colección de manuscritos de Cocteau, así que pensé que sus manuscritos más mis obras de arte serían la unión perfecta. Les entregué mis piezas con la condición de que construyeran un hermoso museo, pero no cumplieron con lo que se habían comprometido. Pasaron cinco años y no vi ningún museo, así que la colección volvió a mí.
También tiene muchas obras de Josef Nassy, el pintor que tan bien plasmó en su obra el dolor y la tragedia del Holocausto...
Las di al museo norteamericano del Holocausto.
Hablemos de otro tipo de artista, su amigo Steven Spielberg. ¿Cómo es él?
Es uno de mis amigos más cercanos. Es un buen director y también una persona impecable. Es accesible, cero snob, un verdadero caballero.
Usted actúa en una de sus películas, en Minority report. ¿Cómo terminó Severin Wunderman en una película protagonizada por Tom Cruise?
Tengo un papel tan pequeño que si parpadeas en mi escena nunca me verás. También estoy en una escena de La terminal en la que Tom Hanks se está comiendo una hamburguesa... soy una de las personas que está cerca a Tom. Spielberg dice que soy su anillo de la suerte, y por eso estoy en algunas de sus películas, y si estás muy atento, también me verás en algunas de Scorcese.

La gente compra sus piezas de edición limitada, por recargados que parezcan, con un año de anticipación. Se agotan. Dicen que una vez lo llamó Nicholas Cage para conseguir uno de sus relojes y Wunderman le dijo que imposible, que la próxima vez estuviera más pendiente. ¿Es cierto? Alguien debería preguntárselo a Cage. Hay más dudas en su vida: ¿fue Wunderman amante de la modelo Twiggy en los sesenta?, ¿puede vender 500 relojes en un solo día solo en Italia?, ¿gasta veinte mil dólares al año en flores?, ¿tiene un Renoir en el baño de uno de sus apartamentos?...

¿La vida para usted es dinero, mujeres y relojes, o mujeres, dinero y relojes o relojes, mujeres y dinero?
No, es mujeres, mujeres y mujeres. Adoro a las mujeres, son un regalo muy especial. He estado casado cinco veces. Lo triste es que cuando estás casado las cosas a veces no funcionan como antes. Pero adoro a las mujeres.
¿Ha tenido alguna vez una mujer colombiana?
Prefiero ser discreto en ese punto. Lo más cerca que he estado de Colombia es Brasil, pero mi ama de llaves desde hace treinta años, una mujer de mi entera confianza, es colombiana. Es una experta en medicinas naturales y el uso de plantas, yo la llamo mi médico brujo. Es una señora ya mayor, pero si la miras con detenimiento sabrás que estás frente a una mujer muy bella.
¿Cuántos enemigos tiene?
Puedo decirle con honestidad que en mis cuarenta años en el negocio nunca he hecho un enemigo. Hay gente celosa, claro, pero no son mis enemigos. No tengo enemigos porque nunca les hago a los demás lo que no quiero que me hagan a mí.
¿Quién es la persona que más sabe de la industria de los relojes en el mundo?
Creo que en la industria hay diez personas que conocen el negocio muy bien. En la lista hay nombres como Jean-Claude Biver, Philip Stern, Pierre Alan Blum... y yo. Me incluyo porque en la industria hay mucha gente que ha tenido un gran éxito con una compañía; yo lo he tenido dos veces y eso es algo que no le pasa a todo el mundo. Mi amigo Andy Warhol solía decir que uno debía estar en el lugar y en el momento preciso, como en los viejos carruseles, en los que había una cuerda con un aro y quien pasaba justo en el momento en que su caballo subía podía halarlo y ganaba una vuelta gratis. El anillo de la oportunidad pasa cerca de todos una sola vez en la vida y el 99,99 por ciento de la gente no lo agarra o simplemente no lo ve. Yo sí.
¿Puede darme tres consejos para hacerme rico?
El primero es el camino más sencillo: cásate con una mujer rica. El segundo, ponte una meta y no descanses hasta cumplirla, y el tercero, mira siempre hacia arriba, a lo alto. Si hoy no logras lo que te propones, lo lograrás mañana, pero nunca te rindas. He tenido momentos muy duros en los que no sé con qué alimentaré a mi mujer y a mis hijos al día siguiente, he sido muy rico y muy pobre, y nunca me he rendido. Y ser rico es mucho mejor, te lo garantizo.