31 de octubre de 2013

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Colado en el Zacapa Room

Adolfo Zableh, un tacaño declarado que solo se ufana de huirles a los sitios caros, logró entrar al Zacapa Room y esto fue lo que encontró.

Por: Adolfo Zableh
Zapaca Room

Al Zacapa Room llegué a pie porque no tengo carro. Soy de los que cree que montarse en algo con ruedas y motor en Bogotá es un acto de masoquismo, así que procuro andar siempre a pie.
Ese viernes me caminé gran parte de la carrera 11, pero en sentido contrario, así que pude ver a plenas seis de la tarde cómo media ciudad iba embutida en un bus o, en el mejor de los casos, en su propio carro, pero en un monumental trancón que hacía aflorar su cara de desespero.

Y aunque me habían advertido que iba a entrar a un lugar único, una especie de oasis en el corazón de una de las ciudades más caóticas del mundo, nada me hubiera preparado para el Zacapa Room. Afuera la carrera 11 rugía, pero bastaba con atravesar unas puertas corredizas negras para entrar a otra dimensión donde el estrés no tiene cabida y pasarla bien es la única consigna.

Suena fácil, pero no lo es. Zacapa no es el mejor ron del mundo por nada, y para acceder a él a veces el dinero no es suficiente. El Zacapa Room es una celebración de 27 días non stop con todo lo que representa la marca: sala de catas, bar, restaurante, boutique, todo en plena 11 con 93. Está ahí, para usted, solo que no es tan evidente.

Para acceder a él (y entender mejor de qué se trata) hay que entrar a Zacaparoom.com. Allí encuentra uno el mapa de lo que se va a encontrar, fechas, precios y forma de reservar de acuerdo al día que uno quiera ir. Pero, repito, reservar y pagar no garantiza que uno ya esté adentro, porque es muy cierto que hay cosas que el dinero no puede comprar, y el Zacapa Room es una de ellas.

Pero yo fui a ciegas, así, sin preparación, a ver con qué me topaba. Mejor así, porque por muy bien montada que esté la página de internet, nada se compara con la experiencia de verdad. Y ya dije que es un sitio exclusivo, pero aún así yo logré entrar porque, por alguna razón que aún no entiendo, la vida siempre ha sido generosa conmigo.

Muchos velos caen cuando uno entra a este lugar. El primero, que no se debe mezclar alcohol con dulce. El día que fui, el catalán Xano Saguer, uno de los mejores pasteleros del mundo, literalmente nos arrolló a los 50 asistentes (número máximo de asistentes por sesión, así de exclusivo es) con cinco platos diferentes que incluían melocotones, cardamomo, pan negro, albahaca, helado y chocolate, mucho chocolate. Y yo, que andaba colado y estoy acostumbrado a que un banquete con todas las de la ley incluye carne, arroz, muchas cosas saladas y ninguna dulce, tuve que aprender a la brava que no siempre es así. Al comienzo me costó, imposible negarlo, pero me quedó gustando tanto que al final tuve que controlarme para no pedir que me sirvieran más porque, para ser honesto, tales cosas no se ven bien en un evento de esos.

Cada plato de Xano era explicado por él mismo y venía acompañado por un coctel hecho con Zacapa 23 o Zacapa XO, que, por si no lo sabe, es la madre de los rones. Explicaba los cocteles Carlos Perry, el embajador de la marca para Colombia. Es un título honorífico que no le representa ninguna remuneración económica, detalle de importancia menor: Carlos es un apasionado de este ron, vive por él, y por eso mismo es el embajador. No hay evento, lanzamiento, detalle o secreto de este trago donde él no esté o no sepa. Si hubiera que buscar la descripción gráfica de la palabra “Pasión”, Carlos sería la respuesta.

Y no se forme ideas erróneas. No es que Perry sea un alcohólico perdido; al revés, una de las cosas que enseña a quienes conoce es que, con el licor en general y con este ron en especial, la gracia está en beber con tranquilidad porque, no importa lo que digan los mayas (guatemaltecos como el Zacapa), el mundo no se va a acabar todavía.

No le crea al Presidente cuando dice que la economía va bien, créale a Zacapa. Vea: el Zacapa Room se ha hecho en ciudades como Roma, Milán, Torino, Munich, Madrid, Guadalajara, dos veces en el D.F. y ahora en Bogotá. Por algo será. Este es su tiempo, no entre en pánico, pero tampoco se duerma. Esta fiesta para unos pocos elegidos empezó el 17 de octubre, va hasta el 14 de noviembre, tiene a los mejores chefs y barmans (Harry Sasson y Leo Espinosa incluidos) y no sabemos si se repita. Así que vaya a zacaparoom.com apenas termine de leer este artículo y haga su reservación. Solo un consejo: no diga que está recomendado por mí o que somos amigos creyendo que así tiene el ingreso asegurado, de pronto no lo dejan entrar.

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