“Este es el diablo de los seres humanos” —sentenció, magnífico, haciendo su aparición en la casa-estudio, Jorge Enrique Abello, ‘don Armando’. Al instante, descubrió un espejo y ordenó a los protagonistas quitarse la ropa. Como solo pasa en la casa-estudio, todos obedecieron. Las mujeres quedaron en tanga y el frío capitalino hizo ver a los hombres con el paquete… chileno.