26 de mayo de 2022

#TantraParaNerds

La esclavitud de los Adanes

“¿Por qué los hombres piensan más con la cabeza de abajo que de arriba?” Intentamos resolver con esta columna de María Lucía Banker la dicotomía existente entre sexo y amor que atormenta a muchos hombres.

Por: Soho.co
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pareja en el dormitorio sexo | Foto: Getty Images/iStockphoto

Por: María Lucía Banker*

Hay una gran confusión en nuestra cultura acerca de la sexualidad. Crecimos en una presión moral y social que inhibe la expresión sexual como parte inherente de nuestra naturaleza. El hombre creció con la dicotomía de ser más macho por lo que tiene entre las piernas y con la obligación de esconder sus deseos para encajar en una sociedad puritana.

Bottom line: nunca se podrá liberar del sexo si lo reprimes. Entre más intente liberarse del sexo, más adicción crea, hasta volverse en una obsesión. La energía sexual que no se expresa libremente se convierte en neurosis y violencia. Basta con ver la gran diversidad de disfunciones sexuales que han surgido en los últimos tiempos por los condicionamientos represivos del animal sexual que nos habita.

Somos esclavos de nuestra sexualidad y aún así, no nos permitimos disfrutarla. El hambre de ese animal nunca se saciará. Por otro lado, nos restriegan el sexo en cada revista, comercial de TV o película de Hollywood. El sexo burdo y desenfrenado es lo que proyectan los medios. Y en cambio, se promueve muy poco la idea de la sexualidad como una expresión de amor.

El amor es la esencia del hombre, y sin embargo, qué poco lo manifestamos. Se ha prohibido la expresión del amor al condenar la sexualidad. El mundo contemporáneo ignora el amor, mientras explota a toda costa la sexualidad.

Quien decide sumergirse en el Tantra, tendrá que romper el molde y desafiar el precepto moral si quiere comenzar a ver el sexo como una de las formas para conocer el amor. Esta premisa parece impensable para el hombre moderno de Occidente que tiene todo compartimentado en su cabeza: familia, sexo, amor, finanzas, cada uno tiene un espacio delimitado en su mente.

Si el hombre se abre a la posibilidad de experimentar algo diferente, descubrirá que el amor es energía sexual transformada. Podrá conocer la verdad elemental del amor si experimenta la divinidad del sexo, aprendiendo a adorar esa energía por medio de los sentidos, a través de la carne.  Surgirá un nuevo hombre dentro de él.

Entre más aceptemos el sexo, más nos liberaremos de él. La total aceptación y rendición de su energía natural, lo lleva a las experiencias más sublimes.

En el Tantra hay una ciencia y un arte para navegar los principios del femenino y el masculino en el cuerpo. La realidad, en un sentido ulterior, es una, pero la percibimos de manera dual, como si cada cosa tuviera su opuesto, en vez de su complemento. Esta dualidad es sexual, y de aquí se deriva “la guerra de los sexos”. Sólo podremos retornar a la unidad si trascendemos esa mirada dual.

Existe una generalización de los rasgos masculinos y femeninos que se da por sentada. En realidad, hay mujeres que son más masculinas y hombres que son más femeninos; de esta manera se balancean entre ellos. Encontrar el balance interior es el propósito ulterior de cada persona que desee beber de las aguas del amor y el sexo sagrado.

Dentro de la visión terapéutica tradicional, a la mujer se le recomienda ser más femenina, mientras que al hombre ser más masculino. En el Tantra, expandimos ambas esencias, en vez de polarizarse más. Cualquier exceso de energía femenina o masculina es patológico. Cuando se desarrolla maestría de ambas energías y se aprende a manifestarlas cómodamente, se puede ser apropiado para cada momento. Cuando se requiere ser emocional, nos permitimos sentir; cuando se requiere ser intelectual, entendemos esa situación. Estar balanceado no excluye los extremos, sino que genera una completitud interna que permite encarnar la divinidad de cada uno.

*Maria Lucia Banker - Experta en Sexualidad Consciente & Tantra

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