Anabolena Meza, ahora en la política

Abandonada por su padre a los 15 años, Anabolena salía del colegio de monjas en que se educó, a trabajar. Era maniquí en algunas humildes tiendas de modistos, que usaban su figura como molde de sus diseños. También vendía lotería, al comienzo en la calle; después, en el interior del recinto de Corferias. Fue allí, justamente, donde consiguió trabajo de vendedora, y a su corta edad, en los stands de Corferias, alcanzó a vender alfombras y tubos de PVC, entre otros. Lo que le tocara. Lo que fuera necesario para poderles ayudar con algo de dinero a su mamá y a sus hermanos.

Estaba ofreciendo productos en Corferias cuando un fotógrafo de la revista Cromos quedó sorprendido con su belleza. Le hizo una foto. La llevó a la revista. Y desde entonces su vida cambió para siempre. Quedó como ‘Modelo júnior de Cromos’ en 1983. Se volvió modelo. Fue Señorita Bogotá en 1985. Y desde entonces ha construido una carrera inigualable a la cual le faltaba realizar un desnudo. Decidió hacerlo para esta edición, bajo el lente de Raúl Higuera, mientras explicaba por qué le dio por presentarse en las próximas elecciones.

Bueno, nunca tanto como en estas fotos. Pero en los noventa, cuando salieron los primeros semidesnudos de actrices y modelos famosas en calendarios, fui una de las pioneras. 

Si uno se lanza al Concejo, da pena hacer otras cosas, cambiar votos por tejas o por tamales, por ejemplo. Pero llevo dos décadas siendo actriz y modelo, y salir en SoHo era algo que se podía esperar de mi carrera…

Claro, porque justo ahora es cuando coinciden dos intereses, el de ustedes, el cual me halaga, y el mío, porque necesito publicidad: no tengo plata para la campaña.

No, en absoluto. Creo que los lectores de SoHo son inteligentes y modernos, y si hasta Mockus peló nalga, no veo por qué no hacerlo. Creo que las fotos salieron bonitas y que no ofenderé a nadie cuando se publiquen.

No sé cómo me perciba la gente en general, pero creo en la buena fe de Carlos Galán al ofrecerme esta oportunidad. Quizás la gente no lo sepa, pero llevo más de diez años trabajando por los muchachos de los estratos más bajos de la población. Tengo una Fundación, Rock y Arte, con la que he tratado de abrir un espacio para el arte y la cultura de jóvenes de estrato uno y dos. En el 2009, con la fundación y Philippe Persons, organizamos forotalleres en Expo Estudiantes de Aviatur Campus, una feria en la cual más de 60.000 jóvenes pudieron acercarse a la música a través de los conciertos que les llevamos y que tenían como fin enseñar el buen comportamiento cívico en eventos masivos. Siempre he creído en el rock como herramienta pedagógica. Con mi fundación también hicimos Rock al Parche, un programa de conciertos con músicos de primera línea y la Orquesta Filarmónica para llevarles música a los habitantes de la calle en un hogar de paso de la Subdirección del Adulto.

Bueno, no tengo elementos de juicio para responder esa pregunta porque no conozco lo que propone Lady Noriega. De todos modos, déjeme decirle que me parece respetable que ella aspire; ella y todos los que quieran y no hayan cometido delitos. Esa es la democracia. 

Bueno, si vamos a eso, actualmente hay varios congresistas del país que están siendo investigados por diferentes motivos y ninguno es artista. No creo que el buen comportamiento de un servidor público dependa de que sea o no artista.

En el Concejo hay abogados, periodistas, administradores, médicos, profesores, deportistas, psicólogos. Considero que mi experiencia y sobre todo mi trabajo social de más de diez años le puede aportar en muchos temas a la ciudad. Quiero promover espacios de actividades artísticas y culturales en donde nuestros niños y adolescentes puedan expresarse, aprovechar su tiempo libre y compartir sanamente; fortalecer las casas de la cultura en varias localidades; promover la pensión del artista de la tercera edad. Para lograr todo eso haber sido actriz ayuda, porque hablo de terrenos en los que me muevo bien, terrenos artísticos.

No entiendo esa discriminación contra una actriz por el hecho de ser actriz. El Concejo de Bogotá es una corporación conformada por 45 ciudadanos y ciudadanas, al ser por elección popular todos como colombianos y colombianas tenemos derecho a elegir y ser elegidos. Los concejales vigilan y controlan a la administración en turno; piden rendición de cuentas y pueden citar a los diferentes secretarios y gerentes de las empresas del Distrito, y aprueban el plan de desarrollo y obras públicas. Estoy segura de que mi experiencia a lo largo de estos 25 años de carrera, que ha sido pulcra, y diez años de trabajo social dan fe de los aportes que puedo llevar al Concejo.

Nací en Cali y a mi padre lo trasladaron a Barranquilla por diez años. Luego vivimos cinco en Cali y desde hace 30 vivo en Bogotá. Exacto: tengo 45 años. Adoro esta ciudad, no me imagino viviendo en ningún otro lugar del planeta. He representado a Bogotá como su reina de belleza en 1985, y fui madrina de Millos como hincha furibunda del equipo azul; como modelo en varios concursos e infinidad de eventos sociales; mis hijos son bogotanos y he podido apoyar a varios jóvenes músicos, especialmente en el género rock-metal (me atrevo a creer que es el género popular de la juventud bogotana según las cifras de asistentes a conciertos multitudinarios, como Rock al Parque).

¡A trabajar...! A gestionar mis propias iniciativas y apoyar las iniciativas que crea que son buenas. 

Llevo diez años demostrando que con el arte, la música, la cultura, uno puede sacar de la violencia a los jóvenes a los que la pobreza los quiere condenar a un futuro doloroso. Tengo varios programas para que la cultura ciudadana, y la cultura en general, sea un asunto crucial. 

Más concreto: velaré para que Bogotá al fin tenga un buen escenario multipropósitos, velaré para fortalecer la red de teatros de la ciudad, velaré para que la programación de Canal Capital tenga los más altos niveles de calidad, velaré por la elaboración de una política pública de artistas que defienda sus intereses. También la jornada extendida en los colegios para que los muchachos se ocupen en labores artísticas en lugar de exponerse en la calle, promoveré la gratuidad en la dotación de útiles estudiantiles y apoyaré todos los acuerdos que promuevan mayores oportunidades de empleo, ojalá con un sistema de proyectos productivos, con prioridad en las madres de familia de los estratos uno, dos y tres. 

Bueno, yo no hice la promesa, yo me desnudé antes. Prometo vestirme si gano, entonces…

La vez pasada voté para presidente por Germán Vargas Lleras y para alcalde y, ¡ay!, voté por Samuel Moreno.

Porque creo en el proyecto político de Carlos Fernando Galán, comparto su visión de ciudad: los dos creemos en la educación, la cultura, la juventud, la protección de los animales, la necesidad de una ciudad segura y amable, la responsabilidad ecológica. Creo que Galán será un excelente alcalde y espero desde el Concejo impulsar y apoyar su plan de gobierno. 

Me lo asignaron y es un número que me encanta: es el del Pibe, de fácil recordación.

Fue una posición y decisión muy valiente, muy del talante de su padre.

Sí, en los casos en que la ley lo permite. 

Difícil esa pregunta. Digamos que creo que el consumo es un asunto de salud pública y debe tratarse como tal, y que la ilegalidad solo ha logrado que el negocio del narcotráfico sea infinitamente rentable, y ha traído violencia y corrupción. Pero estoy con la ley, y si la ley la prohíbe, hay que combatir con todas las fuerzas todo lo que tenga que ver con droga.

Sí. 

Sí, totalmente. 

Sí. Cada quién es libre de amar a quien quiera. Respeto total.

Sí. La buena crianza de los hijos no depende del género de los padres, sino del amor que tengan por los hijos. Estoy segura de que muchos homosexuales podrían ser mejores padres que algunos heterosexuales.

Sí. 

Metro y TransMilenio. 

¡Con Galán hasta el final! 

Que sean reserva ecológica. 

Por Adriana Barrios, candidata al Concejo también por Cambio Radical. Una mujer pilísima.

Huy, no es fácil. Pero seguramente algo social. Es decir, me comprometo a pelear para que Bogotá tenga un escenario multipropósitos como lo merece una ciudad tan grande e importante como la nuestra, pero por encima de eso está la necesidad de calmar el dolor social de los niños y niñas, de los jóvenes, de las personas de la tercera edad.

Si uno asume el rol, sí. Es como darse besos en una novela, como hacer de mala en un seriado. Es un rol y mi trabajo consiste en asumir roles. Pero la pasé muy bien, me entendí muy bien con el fotógrafo y a pesar de la gripa que me dio por hacer las fotos en el agua, creo que es un trabajo que valió la pena hacer.