16 de octubre de 2003
Sexo
Guía anatómica de la mujer
La actriz aceptó revelarnos algunos secretos del cuerpo de la mujer y la manera de sacarles el mejor provecho.Para esta clase magistral utilizó su cuerpo como tablero.
Por: Carolina LizarazoOídos
Tenga en cuenta que no basta con acercarse a ellas y hablar por hablar. Elija el tono y, por sobre todo, vocalice, cuide la dicción. Son la puerta de la mente femenina, así que entre bien. Escoja palabras que nos pongan ansiosas (sabrá cuáles son cuando escuche nuestra respiración). Están permitidos los susurros y, en su punto justo, las obscenidades. El placer aquí, al menos en términos físicos y externos, está garantizado por dos tipos de nervios: los motores y los sensitivos.
Cuello
Es un cilindro perfecto con gran densidad muscular, repleto de fibras contráctiles distribuidas en las regiones lateral, del hueso hioides y prevertebral. Sépalo acariciar y nunca le niegue unos pacientes y delicados mordiscos. Pero también métale furia al asunto, eso sí, cuidando de no dejar huellas en la piel. Imagíneselo como una conexión directa al cerebro. Asegúrese de que su lengua lo recorra todo, sin exclusividad para ningún rincón.
Hombros
Hay mucha piel aquí, sobre las articulaciones de los miembros superiores. Los movemos para atraer y esperamos una respuesta masculina a la invitación. Se ven suaves y lo son: tóquelos. Mueva sobre ellos la yema de los dedos en círculos, con mucha suavidad y cada tantos movimientos descargue en los hombros un beso medio tímido, medio húmedo. No falla.
Glúteos
Músculos, todos los que uno quiera (nueve, para ser más exactos, quizás el más llamativo es el glúteo mayor), pero no le pongamos tanta anatomía al asunto. Se tocan cuando la mujer está desnuda, en la cama, y jamás en la calle, cuando estamos vestidas. Durante el sexo es clave someterlos a ocurrentes palmoteos y pellizcos que, en su justa medida, nos elevan la demencia sexual.
Senos
Son los amos de la sensibilidad, pues están cubiertos por una intrincada red de vasos y nervios (perimamari). Hay muchas cosas que se pueden hacer con ellos, pero está clara la relación que tienen con la boca masculina. Algunas veces será necesario el ardor de la sexualidad, otras veces la ternura y la suavidad del amor. Conjugue en ellos tres verbos: lamer, aspirar y mordisquear. Use su cabeza para entenderse con ellos, ¡pero también use las manos!
Abdomen
Es muy alto el porcentaje de mujeres que no están contentas con él. Allí nos sentimos inseguras, así que actúe con delicadeza, literalmente con mucho ‘tacto‘. Recórralo con las manos o la lengua, siempre sabiendo hacer un alto en el ombligo pero sin perder de vista que comunica con los senos y las proximidades de los genitales.
Manos
Si el asunto fuera una película, diríamos que ellas son las coprotagonistas de la seducción (protagonista: la mente). Son instrumentos perfectos si se los sabe usar y fatales si no hay delicadeza en sus movimientos. Lo que nosotras tocamos va directo al cerebro, sea sólido o líquido.
Boca
Ahí, los labios, hechos de piel, membrana y mucosa, y por ello extremadamente sensibles. La temperatura es perfecta en esta parte del cuerpo femenino. Alguna teoría tántrica dice que hay un nervio allí que tiene contacto directo con el clítoris. Descubra su geometría con los dedos, con la lengua, y no le tema a todo lo que hay tras ellos. Trátelos bien: hay en los labios placer ilimitado para usted.
Punto G
Difícil conducir a él a través de las páginas de una revista, pero baste saber que se ubica a 6 centímetros de la entrada al profundo túnel del placer. Un reloj dibujado sobre el delicado monte de Venus, marcando las 12 en dirección al ombligo, señalará que este target (gran generador de orgasmos) se encontrará entre las 11 y las 13 horas, aproximadamente. Búsquelo, pero no se le ocurra preguntarnos dónde
Ojos
Parecerá redundante, pero no les quite ‘los ojos de encima‘. Y no crea que es un cliché decirnos que nuestros ojos son muy bellos: siempre nos gusta oírlo. Percibimos con extrema agudeza, gracias a ellos, todo movimiento en el campo de la sexualidad. Sí, además de mirarlos y regalarles piropos, hay que besarlos. Si los mantenemos abiertos durante el sexo, algo anda mal.
Ingle
Es una tersa zona de sensaciones confusas que van del arrebato sexual a la sensualidad paciente provocadora. El hombre puede realizar tenues dibujos con los dedos y saborear curiosamente con la lengua.